23/3/17

24 de marzo
Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia

El proyecto de la dictadura de disciplinamiento y control de la población no se limitó a la persecución, represión y desaparición de personas. También abarcó a la cultura en todas sus formas.
Uno de los modos en que los militares buscaban controlar las maneras de pensar y sentir de los ciudadanos era la censura. Aparecieron las famosas “listas negras”1 donde se prohibieron libros, canciones, películas, revistas, etc. y se persiguió a escritores, artistas, educadores, poetas, periodistas e intelectuales en general. Cuentos para chicos traviesos, de Jacques Prevert, y Un elefante ocupa mucho espacio, de Elsa Bornemann, fueron algunos de los libros prohibidos y sacados de circulación.
Diversas investigaciones han dado cuenta que la dictadura tuvo una política cultural de alcance nacional: una verdadera estrategia de control, censura, represión y producción cultural, educativa y comunicacional, cuidadosamente planificada. La cultura y la educación eran consideradas por los dictadores como un “campo de batalla” contra la subversión
"Si bien las prohibiciones se instalaron en todos los frentes, hubo un espacio que el ojo del censor vigiló con firmeza: el de la literatura infantil. Los militares se sentían en la obligación moral de preservar a la niñez de aquellos libros que —a su entender— ponían en cuestión valores sagrados como la familia, la religión o la patria. Gran parte de ese control era ejercido a través de la escuela, tal como demuestran las instrucciones de la "Operación Claridad" (firmadas por el jefe del Estado Mayor del Ejército, Roberto Viola), ideadas para detectar y secuestrar bibliografía marxista e identificar a los docentes que aconsejaban libros subversivos. Las indicaciones incluían:
(1) Título del texto y la editorial.
(2) Materia y curso en el cual se lo utiliza.
(3) Establecimiento educativo en el que se lo detectó.
(4) Docente que lo impuso o aconsejó.
(5) De ser posible se agregará un ejemplar del texto. Caso contrario, fotocopias de algunas páginas, en las que se evidencie su carácter subversivo.
(6) Cantidad aproximada de alumnos que lo emplean.
(7) Todo otro aspecto que se considere de interés."

Fragmentos del fascículo Un golpe a los libros (1976-1983)


El libro “La línea” fue publicado en 1974 por Beatriz Doumerc y Ayax Barnes. Debido a la calidad del mismo, su creatividad y el suceso que generó recibieron, al año siguiente, el Premio de la Casa de las Américas. Sin embargo, la dictadura militar argentina consideró al libro de Barnes y Doumerc como muy peligroso y lo censuró. Como dice el libro:

 “Una línea es una sucesión de puntos. La historia una sucesión de hechos. Los puntos hacen la línea. Los hombres hacen la historia”. 




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