8/11/12


Los chicos de 6º grado estuvieron investigando y vieron algunos videos sobre FÓSILES

  • Primero leyeron información sobre el tema:




Se considera fósil a cualquier resto o evidencia de un organismo que vivió en épocas pasadas y se ha conservado de alguna forma. En el caso de los restos, generalmente se trata de las partes duras de los seres vivos, como los huesos o los dientes, pero también se encuentran fósiles de hojas, troncos, semillas, piel, e incluso bacterias fosilizadas. ¿Por qué hablamos de evidencias? Porque también se considera fósil a cualquier rastro que permita inferir la presencia de un ser vivo, como los excrementos, restos de nidos o huevos, huellas de pisadas, rastros del desplazamiento de animales como gusanos o serpientes, marcas de excavaciones, etc. Aunque su hallazgo sea frecuente, los científicos dicen que se fosiliza menos del 1% de todos los organismos que han existido. ¿Cómo ocurre este proceso? Veamos…

Cuando muere un animal, su cuerpo suele ser el alimento de muchos otros y finalmente se descompone, la mayoría de las veces sin dejar rastros y en corto tiempo. Y las huellas que pudo haber dejado desaparecen con él. ¿Viste qué rápido se “borran” las marcas de pisadas que dejás en la arena cuando sube el mar?

Petrificación:

En unos poquísimos casos puede suceder que el animal quede al costado de un río y, luego de una crecida, sea cubierto por barro y arena. El cuerpo es desgarrado por  carroñeros que lo pisotean y lo dispersan (por eso en general no se encuentra el esqueleto completo) y las partes blandas se descomponen por la acción de los microorganismos. Si está hundido, tal vez se preserve un poco de estos ataques y algunos trozos de hueso queden enteros. Luego de cientos de miles de años, los restos pueden quedar cubiertos de capas y capas de partículas de suelo, llamadas sedimentos. A medida que se acumulan en la parte superior, los sedimentos sueltos hacen presión, se compactan y se convierten en rocas sedimentarias.
Este proceso donde los tejidos son reemplazados muy lentamente por los materiales de las rocas, se llama  Petrificación, o formación de piedra, por eso, los huesos fósiles ¡son mucho más pesados que los otros! 


 
Cualquier hueso o rastro de seres vivos no es considerado fósil. Debe tener una antigüedad de 10.000 años o más. 


 Dado que en general se preservan las partes duras de los organismos, la mayor parte de la flora y fauna ha desaparecido sin dejar rastros. Sin embargo, hay otras formas de fosilización:

Improntas o impresiones:

La forma del organismo se imprime en los sedimentos dejando su huella como por ejemplo las hojas de plantas o las marcas de plumas. 

 Moldes externos o internos:

Los troncos de árboles o las conchillas y caparazones se entierran en la arena. Con el paso del tiempo, las partes blandas se desintegran y el sedimento los rellena formando un molde interno. También se puede obtener un molde externo, cuando el sedimento “copia” la forma “por fuera”. En el caso de los caracoles bivalvos, como las actuales almejas, los moldes internos reproducen la anatomía del animal cuyos órganos se ubican en el interior de las valvas.

 
Restos fósiles inalterados:

Como vimos, el primer paso para la formación de un fósil es que el organismo se entierre rápidamente. Sin embargo, existen algunos casos de fósiles que se producen fuera de los sedimentos, aunque son menos frecuentes. Se trata de las Inclusiones, en las cuales los tejidos quedan dentro de sustancias que los aíslan de la descomposición. Un ejemplo es el de los insectos atrapados en ámbar, una resina fósil o el caso de la fosilización por congelamiento, proceso por el cual se han conservado muy pocos animales, incluyendo mamuts, rinocerontes lanudos y algunos seres humanos.  En este caso los fósiles encontrados tienen una antigüedad de varios cientos o miles de años, plazo bastante corto en relación a los millones de años de otros tipos de fósiles. 

Icnofósiles: Son huellas de la actividad de los organismos. Puede tratarse de excrementos fosilizados o coprolitos, pistas de locomoción o hileras de huellas dejadas por los animales al desplazarse, huellas de excavaciones o galerías subterráneas, restos de nidos o huevos, etc. 

  • Luego leyeron noticias:
 

Ulrich D. es alemán y amante de los fósiles. En enero de 2002, en un viaje por la provincia de Santa Cruz extrajo huesos de dinosaurios, conos de araucaria petrificadas -únicos en el mundo-, dientes, garras,  y otras tres mil piezas paleontológicas invalorables para la ciencia, que terminaron en su museo privado. Verdaderos hallazgos, salvo por un detalle: en la Argentina, fósiles y yacimientos son propiedad del Estado según establecen las leyes locales desde hace casi cien años.
La Cancillería argentina solicitó a Alemania la restitución de las piezas extraídas por Ulrich D. ¿Cómo lo ubicaron? Escribió un libro donde relataba sus viajes a la Argentina. Allí contaba que había sacado las piñas del aeropuerto de Ezeiza “envueltas en ropa interior”.
El caso de Ulrich D. no es el único ya que el tráfico de fósiles en la Argentina mueve unos 2 millones de dólares al año. Desde 2003, se encontraron en el país más de 50.000 fósiles camuflados en containers de fruta y piedras semipreciosas, dobles fondos de autos y valijas, y en mochilas de turistas. “Los traficantes de fósiles tienen una especial fascinación por los fragmentos de huevos de dinosaurios, seguramente porque son fáciles de extraer y transportar. No es como excavar un fémur de 1,50 de largo, que pesa 90 kilos, explica José Bonaparte, un conocido paleontólogo de nuestro país.
¿Cómo obtienen estas “joyas prehistóricas”?  Hay un buscador de fósiles que las vende a un intermediario y este a su vez a otro comerciante que ofrece sus productos en ferias o negocios. “Se aprovechan de la pobreza de algunos pobladores y les pagan un par de zapatillas para que les recolecten fósiles cercas de sus casas, luego pasan a retirarlos, los traen a Buenos Aires y los venden en casas de subastas o negocios de piedras preciosas o antigüedades de San Telmo”, precisa el biólogo Ernesto Rodrigo Paz, del Museo de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”. Hasta en Internet: hay sitios donde se ofrecen fragmentos de hueso de “Saltasaurus” a 189 dólares y de “Carnotaurus” por 359 dólares, todos provenientes de la Argentina.
“Todos los fósiles son únicos, aunque no todos importantes. Para el científico el valor está en el objeto, pero también en su contexto. Por eso, cuando la pieza es robada toda esa información registrada en el suelo o en la roca huésped se pierde para siempre. Además, estos datos no llegan a las generaciones futuras que seguramente podrían utilizarlos conocer con nuevas tecnologías”.

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