14/8/11

Retrato de San Martín

Descripción realizada por un oficial sueco.

Este general llegó de Chile a Buenos Aires (mayo de 1818) unos días antes de lo que se esperaba, para evitar los homenajes preparados. Se fué directamente al Palacio Directorial. El día siguiente fuí presentado a él y lo vi en los días siguientes casi a diario, siendo yo muy amigo y huésped frecuente de don Antonio de Escalada, su suegro. Don Antonio me invitó a comer en su casa y así tuve la ocasión de ver a San Martín y conversar largamente con él, una vez casi todo un día. San Martín es hombre de estatura mediana, no muy fuerte, especialmente la parte inferior del cuerpo, que es más bien débil que robusta. El color del cutis algo moreno con facciones acentuadas y bien formadas: El óvalo de la cara alargado, los ojos grandes, de color castaño, fuertes y penetrantes como nunca he visto. Su peinado, como su manera de ser en general, se caracterizan por su sencillez y es de apariencia muy militar. Habla mucho y ligero sin dificultad o aspereza, pero se nota cierta falta de cultura y de conocimientos de fondo. Tiene un don innato para realizar planes y combinaciones complicados. Es bastante circunspecto, tal vez desconfiado, prueba de que conoce bien a sus compatriotas. Con los soldados sabe observar una conducta franca, sencilla y de camaradería. Con personas de educación superior a la que él posee, observa una actitud reservada y evita comprometerse. Es impaciente y rápido en sus resoluciones. Algo difícil de fiarse en sus promesas, las que muchas veces hace sin intención de cumplir. No aprecia las delicias de una buena mesa y otras comodidades de la vida, pero, por otro lado, le gusta una copa de buen vino. Trabaja mucho, pero en detalles, sin sistema u orden, cosas que son absolutamente necesarias en esta situación recientemente creada. Hay motivos para reprocharle no haber actuado con energía y aprovechado las victorias que sus tropas han ganado en Chacabuco y Maipú. Es difícil juzgar si esto tiene su origen en falta de energía o en intrigas políticas, demasiado complicadas para exponer aquí. Sus costumbres y sus hábitos de vida son sencillos, y lo han hecho sumamente popular. Espero tener ocasión de conocerlo mejor en Chile.

JEAN ADAM GRAANER

(Las Provincias del Río de la Plata en 1816. Traducción de José Luis Busaniche. Buenos Aires 1949. Las siluetas de San Martín, Balcarce y Guido fueron traducidas directamente del sueco por el señor Axel Paulin y figuran como apéndice en la obra referida)



Descripción de Samuel Haigh

Marino inglés, 1795- (?)

Aquella noche el general San Martín daba una gran fiesta y baile en honor del comodoro Bowles
—comandante británico en el Pacífico—, cuya fragata “Amphion” estaba anclada en la bahía de
Valparaíso. Todos los ingleses iban a asistir a la fiesta y nos ofrecieron cortésmente invitaciones
a mister Robinson y a mí; en consecuencia, por la noche, nos rasuramos por primera vez desde
nuestra partida de Mendoza, y vistiéndonos para la ocasión, nos dirigimos al Cabildo, grande
edificio público donde tenía lugar la reunión.

Se había arreglado para la fiesta el espacioso patio cuadrado del Cabildo y había sido techado
con un toldo adornado con banderas enlazadas de Argentina, Chile y otras naciones amigas;
todo se hallaba bellamente iluminado con farolillos pintados y algunas ricas arañas de cristal
colgaban en diferentes partes del techo. El gran salón y las habitaciones que cuadraban el
patio se habían destinado para cena y refrescos, y otros cuartos se habían dispuesto para las
autoridades superiores, civiles y militares.

Esa noche fui presentado al general San Martín, por mister Ricardo Price y me impresionó
mucho el aspecto de este Aníbal de los Ancles. Es de elevada estatura y bien formado, y todo su
aspecto sumamente militar: su semblante es muy expresivo, color aceitunado, oscuro, cabello
negro, y grandes patillas sin bigote; sus ojos grandes y negros tienen un fuego y animación que
se harían notables en cualquiera circunstancias. Es muy caballeresco en su porte, y cuando le
vi conversaba con la mayor soltura y afabilidad con los que le rodeaban; me recibió con mucha
cordialidad, pues es muy partidario de la nación inglesa. La reunión era brillantísima, compuesta
por todos los habitantes de primer rango en Santiago, así como por todos los oficiales superiores
del ejercito; cientos se entregaban al laberinto del vals y el contento general era visible en todos
los rostros.

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